domingo, 17 de agosto de 2025

Desprotección

 

 

¿Quién se acuerda en la bonanza? Nadie, todos les tienen presente solo cuando las cosas se ponen feas, mientras se convierten en garantías superfluas que hay que mantener, pero sin que supongan costes "inasumibles".

 

¿Quién o quiénes evalúan? Lo sabemos todos, los mismos que consideran infructuoso gastar en lo, por el momento, intangible, solo lo necesario para hacer ver la modernidad de aparatos, de medios que sí que tienen costo importante, pero que fomentan mejor los negocios públicos-privados y dan mejores rendimientos, lo demás, lo relativo a personas que no redunden en beneficio, carece la utilidad de ser vistos solo lo necesario, sin visibilizar sus carencias.

 

Si no hay siniestros, se impondrán después medallas por inmerecidos éxitos. Se advierten cambios necesarios de mentalidad, que primen coberturas siempre necesarias, sobretodo en tiempos como los que vivimos, de exagerado Cambio Climático. 

Como los militares, siempre mejor atendidos, se nos ha de convencer aún que los bomberos son igualmente necesarios para construir una Paz que nos impone condiciones muy serias para lograrla. Hoy los incendios se han convertido en una guerra declarada y sin cuartel, con víctimas inocentes que siempre estuvieron desprotegidas. 

Vacaciones estivales

 

 

Ávidos, deseosos de buenas noticias, tenemos obligación de crearlas, sobretodo cuando las que nos rodean no dejan de saturar nuestro pesimismo. Lo conveniente, pues, es dejar aparcadas aquellas que más duelen y abrirse a lo que, a nuestro alrededor, satisface por sus bondades, y que no es poco, o si no, parémonos a comprobarlo, entre amigos que nos quieren, ambientes que gratifican, artesanos que nos comunican su arte y servicios bien realizados por gentes que aman su trabajo.

 

Es en estas fechas, en las que se cultiva el ocio, cuando podemos encontrarnos con esos mantenedores de chiringuitos diseminados por la playa, donde no cuenta el calor para quienes nos facilitan los servicios y nos ofrecen todo lo que se pueda esperar de ese sitio recóndito en el que nos hallamos.

 

Sí, es parte de ese sentir medianamente acogido a la realidad de los pequeño burgueses, que aún equidistantes de los extremos, quieren llevar a cabo la ilusión de disfrutar en medio de tanta pesadumbre.

El verano tiene eso, que nos da la posibilidad del clima, de la gastronomía, del paisaje... aunque nunca ajenos a lo que pueda surgir discordante...   

sábado, 16 de agosto de 2025

Paréntesis

 

 

Por fortuna gozamos, al menos en éste área del tiempo, de un paréntesis veraniego en el que poder recrear ese ocio bien ganado, desde luego quien trabaja a sueldo, dotándole al propio cuerpo un descanso necesario que emplearemos, o quizás no, para beneficiarle del mucho exceso al que le hemos estado sometiendo en la parte antecedente. Puede decirse que estamos deseando que llegue, aunque en ocasiones no sirva del todo a lo que, en un momento, pretendíamos.

 

Estamos programados para el disfrute y en él se concentran también muchos intereses, que intentan hacer caja a costa de ofrecimientos que muchas veces son tan insanos, que parece que más allá del placer sirvan solo para procurarnos más disgusto. Así está programada, en la Sociedad actual, esa vida que tiene poco de contemplativa y mucho de gasto energético, aderezado de costes que superan incluso nuestras posibilidades. Asistimos a la programación de conciertos carísimos, de actividades lujosas que nos permiten poder compararnos brevemente con la gente pija, harta de gastar y de presumir, solo por el aquél de estar al nivel que se les estima.

 

De ese modo, nunca queremos imaginar cómo se presentará esa vuelta obligada a la actividad a la que estamos sujetos, casi de por vida, para poder recuperar el tiempo que demos por perdido. El resultado tiene que ver con una nueva fase depresiva, en la que habremos de enfrentarnos a la realidad que odiamos, sin perjuicio de malas consecuencias.

Si somos incapaces de pararnos a contemplar en algún momento, díganme para qué nos sirve el ocio...