sábado, 16 de agosto de 2025

Paréntesis

 

 

Por fortuna gozamos, al menos en éste área del tiempo, de un paréntesis veraniego en el que poder recrear ese ocio bien ganado, desde luego quien trabaja a sueldo, dotándole al propio cuerpo un descanso necesario que emplearemos, o quizás no, para beneficiarle del mucho exceso al que le hemos estado sometiendo en la parte antecedente. Puede decirse que estamos deseando que llegue, aunque en ocasiones no sirva del todo a lo que, en un momento, pretendíamos.

 

Estamos programados para el disfrute y en él se concentran también muchos intereses, que intentan hacer caja a costa de ofrecimientos que muchas veces son tan insanos, que parece que más allá del placer sirvan solo para procurarnos más disgusto. Así está programada, en la Sociedad actual, esa vida que tiene poco de contemplativa y mucho de gasto energético, aderezado de costes que superan incluso nuestras posibilidades. Asistimos a la programación de conciertos carísimos, de actividades lujosas que nos permiten poder compararnos brevemente con la gente pija, harta de gastar y de presumir, solo por el aquél de estar al nivel que se les estima.

 

De ese modo, nunca queremos imaginar cómo se presentará esa vuelta obligada a la actividad a la que estamos sujetos, casi de por vida, para poder recuperar el tiempo que demos por perdido. El resultado tiene que ver con una nueva fase depresiva, en la que habremos de enfrentarnos a la realidad que odiamos, sin perjuicio de malas consecuencias.

Si somos incapaces de pararnos a contemplar en algún momento, díganme para qué nos sirve el ocio...   

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