domingo, 14 de septiembre de 2025

Actos de rebeldía

 

 

En eso tampoco vamos a estar de acuerdo los españoles, ya que, mientras unos calificamos de un modo porqués, otros aprovecharán para descalificar lo que se hizo en las calles, que no fue más que protestar (palabra de moda) por lo que ya muchos juzgan inequívocamente lo que un gobierno radical, de cualquier otra parte del mundo, insiste en hacernos asumible, para quienes creemos en la vida humana por encima de todas las cosas. Un credo con el que parecen no comulgar, siquiera, muchos de los que aman a Dios por encima de todas las cosas, sea cristiano o mahometano.

 

La polarización continúa y malo será que siga en aumento, hasta que lo pare una revolución sangrienta y no es ponernos trágicos ni cómicos, es aseverar lo que rematan las armas estadounidenses, en manos de perturbados mentales, que no dejan de equivocar objetivos. Es gasolina inflamable, lo que corre ya por las calles, y no hay lugar para la discusión formal, que tampoco existe en los Parlamentos.

 

Personalmente creo que nadie le podrá negar a Madrid la otra cara de la moneda que siempre posee, la del "no pasarán" que, llegado el momento, incita a sus moradores a rebelarse contra lo constituido, que nunca podrá ser la defensa de lo inmoral, ni el aparcamiento soterrado de las virtudes del ser humano, mucho menos cuando se encuentra en peligro de muerte. Si ha llegado la hora de retratarse, todos hemos podido quedar retratados, los primeros quienes lideran con nuestros votos la responsabilidad de gestión, dejando al margen conceptos clave, los segundos todos aquellos que se ponen la camiseta adecuada al momento para subvertir de cualquier modo un orden, convertido ya en desorden, por la fuerza de acciones descabelladas.

 

Todos metidos en un mismo saco, sin discriminar, enzarzados en políticas beneficiosas solo para quienes se dedican a ellas, pretendiendo ganar la medida aplicada a su tiempo, aunque descartada aquella que convenga a todos, con exclusión del color con el que nos quieran pintar un futuro ideal que solo existe en sus cabezas y pasa por embarrar el terreno de juego lo más posible, para que todos encontremos la facilidad de escurrirnos. 

Mientras tanto siguen las guerras matando, al tiempo que aumentan las armas mortíferas, industria básica ahora, con la que ganar mucho dinero, quienes no aparentan tener remilgos; su misión es podernos equipar a todos con armas, a ser posible sofisticadas, caras, para llevar a cabo la misión específica de sintetizar el odio.

Somos muchos ya en el planeta, quizá demasiados, así que habrá que empezar a buscar soluciones de largo alcance para generaciones futuras, que estén pensando ya llevarlas a cabo.   

De momento, el equipo ciclista Israel-Premier Tech no ha podido completar el objetivo marcado, su dueño ha tenido que aparcar la soberbia alimentada por su íntimo amigo Netanyahu

 

 

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