En el fútbol, los entrenadores ensayan métodos para anular a los gambeteadores, que hacen de sus equipos los líderes de las Ligas. En mis dilatados años de vida he podido ver buenos defensas, reconocidos amos del balón, dispuestos a cerrar del todo sus avances para alcanzar el preciado gol. Sabían que tenían que oponer, a los lances del habilidoso contrario, otras tantas características de distinta índole, aunque también sobradas de inteligentes formas en competencia, es decir, intuyendo por donde circulará el balón y sobre todo la agilidad necesaria para contrarrestar el regate.
En política, cuando vienen mal dadas y lo hacen siempre, independientemente del partido que las sufra, se prepara una batería de medios dispuesta a contrarrestar también los efectos nocivos de cualquier envite, del que salir, si no bien parado, al menos sin lesión de gravedad, que después el gol, si te lo han de marcar, es solo un episodio del lance. Pero claro, no es lo mismo perder por uno que por cuatro o cinco goles, aunque antes se haya hecho lo propio con el contrincante en otro tiempo vencido.
No hay día en que no aparezcan noticias de praxis incorrectas, cometidas en el transcurso de una vida pública que es incapaz de sobreponerse a una corrupción latente. El objetivo de este Blog, desde que se iniciara en el 2013, fue ahondar en busca del buen gobierno y la integridad, cuyo objetivo se está viendo mermado por la confluencia de actos, de peor calado, con instituciones salpicadas por historias que no siempre dejan bien a sus instructores, lleven uniforme o no, se decanten o no por los colores que están en liza.
No es menester poner en tela de juicio lo que se hace en pro de la legalidad, pero siempre y cuando las razones objetivas queden del lado honesto y no se ladeen, por mor de lo que piensen y actúen, los más altos cargos de esas mismas instituciones, tengan la consideración que tengan. Y nos remitimos a las pruebas regaladas por los mandos, en aquella luctuosa noche en que fallecieron los números, titulados así por quienes saben hacer de menos sus implicaciones.
¿De quién o de quiénes deberíamos fiarnos? No es fácil encontrar la respuesta, si es que se introducen muchas más constantes de las previsibles, derivadas de actuaciones que rayan ilegalidades.
Ver ahora en televisión, a empresarios indecentes, cómo intentan lavar su cara con más caradura de la permisible, me resulta indignante, sobretodo cuando son convocados para que sirvan de arma arrojadiza contra un gobierno que, aunque lo haga mal, representa a una Sociedad que intenta, por todos los medios, salir del más profundo agujero. Y desmarcarse no es, desde luego, lo que esperamos los ciudadanos.