sábado, 21 de junio de 2025

Terreno abonado

 

 

Es aquél que termina dando sus frutos, por mucho que escasee la lluvia y se sirva solo del rocío. La sociedad española, ya no me cabe duda, es un terreno abonado para dar los frutos que se esperan recoger llegado el momento. Dudo de que haya quien desaproveche aquí, en su momento, la tentación que ofrecen los descuidos. Repasando mi propia vida laboral, recuerdo las comidas con las que nos obsequiaban los mejores clientes, con un ánimo de verse recompensados de alguna forma, aunque solo fuera en el trato que debía dispensárseles. A todos nos parecía normal el agasajo y hasta nos parecía halagable.

 

Creo que, como tarea de inicio, deberíamos intentar al menos un cambio de actitud, aunque solo fuera para acercarnos un poco a esas otras mentalidades europeas en las que, aunque también hay corruptores y corruptos, la tendencia individual es a protegerse de ambos, señalando con objetividad cualquier conducta punible. Si aquí la tendencia cursiva es la de hacer de cleptómanos cuando se nos presenta la ocasión de robar la toalla del hotel, la copa de la cafetería o hasta el papel higiénico de los servicios públicos, se echa en falta la actitud proactiva de quien debería señalar y mira para el lado opuesto. Tampoco nos gusta quedar como chivatos, aceptando sufrir las consecuencias.

No nos cansaremos de repetir de que la voluntad es determinante, y si no hay voluntad, desde los comienzos en los que se nos inculca cultura, prevalecerá el vicio cuando desde el interior de la familia no se nos ilustra lo suficiente y además se banaliza con el simple hecho de robar una manzana.

¿Para cuando empezar desde nosotros mismos a exigirnos responsabilidades?.  

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