martes, 7 de octubre de 2025

Candidatos

 

 

Alfred Nobel, el sueco que inventó la dinamita, acabó siendo titular de un Premio que se concede todos los años en favor de aquél que más ha hecho en el Curso por la Paz, lo que no quita que hiciera algo por evitar las guerras, aunque fue tan poco que apenas se recuerda, pero sí una mención especial que habrá de recaer siempre en quien hizo los mayores méritos en conseguirlo.

 

La papeleta de este año, que ha de consensuar la Real Academia de las Ciencias sueca, seguro no deja de inquietar a los miembros de su Consejo. Como quiera que suena mucho la mención a Trump, como máximo exponente, suena un poco a mofa que le sea concedido a este hombre tan guerrero, a no ser por la muy cualificada idea que tiene de querer arreglarlo todo, pero contribuyendo con la venta de armamento a Israel, en su dilata carrera por borrar del mapa a Gaza.

 

Considerado en porcentajes, si las tres cuartas partes del globo han salido a las calles, protestando por el genocidio y solo una cuarta persiste en alabar la respuesta de Israel, tras dos años de castigo, conceder ese premio a la humanidad que representa, a alguien que apoya sin fisuras a un gobierno genocida, nos parecería tomar el pelo a Nóbel, allá donde se encuentre.

La polarización perfecta está bien diseñada para ajustar el fanatismo a los intereses ofrecidos por la situación creada. En el centro aquellas víctimas de un holocausto, convertidas hoy en victimarias, que recuerdan hoy, precisamente, a sus muertos pero evitan hablar de los otros, los que, en número de varias decenas de miles, están siendo recordados a diario en muchas partes del mundo.

Los que se sitúan en el lado, para nosotros equivocado, recurren a manifestaciones que no se sostienen y, además, recrudecen las fisuras por las que escapa la humanidad necesaria para la supervivencia. Es que... ¿no hay nadie, ningún asesor profesional de los muchos que mantiene en nómina, que le diga a IDA que es preferible callar que decir barbaridades, aunque solo sea por el mantenimiento de su propia figura a efectos de complacer a los votantes?. Lamentablemente no está en su línea, salir de la vía que le han ido proyectando desde que se alzara con la victoria en las últimas elecciones, sino en la de recurrir a las soflamas de siempre, recordando episodios trasnochados.

De seguir así, pronto podríamos volver a la Noche de los cristales rotos en Alemania y el consiguiente alboroto que terminó en guerra mundial, de la que ni siquiera ha llegado al siglo de distancia.

Veremos en qué queda la elección y quién es el elegido. Estamos todos expectantes y no quisiéramos sospechar también de la influencia hebrea en estos asuntos culturales, aunque sabemos bien que todo lo puede, llegado el caso. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario